El arte de la narración del pueblo akyn. Originario de la región Talas, en el noroeste de Kirguistán, es una tradición centenaria que se basa en la transmisión oral de las epopeyas de Manas, Semetey y Seytek.
Los akyn son narradores nómadas que cuentan las epopeyas kirguises. Sus relatos pueden ir acompañados de canto y música, así como de gestualidades propias del arte dramático. Algunos historiadores creen que la trilogía de epopeyas de los akyn data de tiempos anteriores a Jesucristo. El arte de los narradores akyn se desarrolló en un país que no conocía la escritura, donde los rapsodas hacían de historiadores al tiempo que aportaban un aval moral y espiritual a la sociedad.
Entre los akyn se hallan los manastchi, que son los maestros rapsodas akyn especializados en la epopeya de Manas. La historia de Manas, el héroe kirguís, data del siglo IX; y la epopeya de Manas narra, a través de la saga de una familia de grandes guerreros, el devenir cultural, social y religioso de los kirguises. En ella se evoca la resistencia contra los invasores mongoles, las marchas victoriosas contra China. La epopeya canta la infancia del héroe Manas, sus combates, sus victorias, algunas derrotas y su muerte. El relato cuenta con, aproximadamente, medio millón de versos sobre las aventuras de Manas, que los manastchi han enriquecido con nuevos episodios repetidos de una generación de forma oral. La primera transcripción de la Epopeya de Manas ocurrió en la década de 1920, y desde entonces ha sido traducida a 39 idiomas. Instalados principalmente en la región de Talas, los manastchi son la clase más respetada de los akyn. Ellos declaman los versos octosílabos de dos epopeyas además de la de Manas: la epopeya de Semetey y la de Seitek. En sus interpretaciones hacen toda clase de mímicas y visajes, que mantienen la atención del público.
Ubicados en regiones más al sur, se encuentran los akyn-tokmo, que improvisan relatos más breves, en forma de cancioncillas, acompañadas en general por el komuz (violín de tres cuerdas) o por la kiyik (zanfonía). A diferencia de los manastchi, los akyn-tokmo tienen gran libertad para la improvisación, pues sus relatos aluden a hechos del presente.
Desde la década de 1990 se abrió una escuela dedicada a la enseñanza de arte de los akyn. Niños, entre 5 y 10 años, aprenden los pasajes las epopeyas del pueblo kirguís, estudian los gestos y el control de la voz con la aspiración de hacerse akyn. Por la excepcionalidad de este arte, las narraciones del pueblo akyn fueron declaradas por la Unesco Patrimonio Cultural Inmaterial, en 2008
No hay comentarios:
Publicar un comentario